Este Blog nace a raíz de la Asamblea de Trabajadores de Cajastur celebrada el 20/10/12 y pretende informar acerca del conflicto generado por la gestión de Manuel Menéndez y su brutal plan de ajuste contra los trabajadores.

Este blog no es órgano de ningún sindicato concreto y responde al deseo unanimemente expresado en la Asamblea de defender el futuro de la Caja y de nuestros puestos de trabajo.

domingo, 28 de abril de 2013

¿Quien se carga a Cajastur?



Faustino F. Alvarez
El Comercio, 28-04-13

Lo más amable que se puede decir de la antigua Caja de Ahorros de Asturias es que se la echa de menos, puesto que sus objetivos fundacionales y su estilo en el laberinto del mundo financiero eran singulares, y se convirtieron en algo entrañable para las decenas de miles de asturianos que, de generación en generación, depositaron su confianza en la entidad. No se trata de un tributo a la nostalgia, sino de hacer justicia con una praxis humana a la hora de relacionarse con el mundo del dinero que, aún con defectos puntuales, siempre brilló con clara cercanía ante las demandas de la sociedad asturiana, y en especial de las colectividades más heridas y necesitadas. La Caja de Ahorros de Asturias (a cuya denominación seguía la de Monte de Piedad) no era Cáritas, pero sí era, por ley, una herramienta comprometida con el desarrollo de Asturias, y con mayor vocación de riesgo que otras entidades cuando se trataba de apostar por el bien común. Su obra social y cultural fué (que pena decirlo en pasado ...) de una gran trascendencia para Asturias, sin que ni en los tiempos de la antigua Diputación Provincial ni en los actuales de la autonomía haya tenido vocación de convertirse en una especie de ministerio "bis" para la economía, las artes o de deporte.


Lo más doloroso que se puede decir de la antigua Caja de Ahorros de Asturias es que las imposiciones procedentes de la Unión Europea, confabuladas con la crisis económica y con una gestión más que cuestionable (escandalosa para buena parte de la opinión pública), han hecho que no sólo su espíritu y sus fines sino la propia existencia de la entidad se esfumase, dando paso a otra más compleja y más confusa, llamada Liberbank, en cuya gestación ni siquiera vamos a entrar, pero que es algo distinto, que es otra cosa; que es un tinglado diferente, que es un aparato fruto el ensamblaje de otros objetivos y de otros intereses. Ocurre todo esto -es cierto que las escopetas las carga el diablo- precisamente en los momentos en que Asturias más necesita entidades de crédito a la altura de sus dificiles circunstancias, y una estimulante captación y gestión del dinero procedente del ahorro, y de las que se deriven beneficios que ayuden a la creación y el mantenimiento de puestos de trabajo y de riqueza.


Lo más indignante que se puede decir de la antigua Caja de Ahorros de Asturias es que sirvió hasta hace cuatro días para que los políticos que se jactaban de su abnegada y heroica dedicación a la cosa pública se embolsasen grandes sumas de dinero como consejeros (ahí los casos del alcalde de Oviedo, Iglesias Caunedo, con 90.000 euros anuales, o el concejal socialista de Gijón, Santiago Martinez Argüelles, frustrado aspirante a suceder a Paz Felgueroso en la Alcaldía, con 87.000 del ala, algo que tenían muy callado y que hubo de ser hecho público por ley que, de lo contrario, los ciudadanos del Estado de la Transparencia ni nos enteramos ...). Y ello sin olvidarse de las remuneraciones de la cúpula directiva (Manuel Menéndez, presidente, al menos 377.000 euros de la entidad financiera, sin contar otros ingresos, o Felipe Fernández, director general jubilado -por lo que cobró la correspondiente indemnización- 327.000 euros anuales, y entre ambos un tal Jesús Ruano Mochales, desconocido por la opinión pública, y que percibe 347.000 euros por diseñar los planes estratégicos, que no sé si incluyen esta relación de percepciones astronómicas). 


Lo más humillante que se puede decir de la antigua Caja de Ahorros de Asturias es que, habiendo sido tradicionalmente una institución en la que los clientes se sentían cómodos y en que los empleados se consideraban orgullosos de su pertenencia a la plantilla, además de motivados para dar un buen servicio, ahora ha surgido una legión de personas que depositaron su confianza y su dinero en fórmulas de ahorros que consideran engañosas, y entre los empleados se habla de acciones de protesta para impedir unos recortes laborales y salariales evitables tan sólo con el gesto de que los magníficos e inaccesibles personajes de las plantas nobles se apeasen de su multimillonaria cabalgadura.


En fin, que lo más preocupante que se puede decir de la antigua Caja de Ahorros de Asturias es que a quien sea (y en ese "quien sea" que cada uno incluya a quien entienda que le corresponde) se le ha ido de las manos. También es cierto que lo más esperanzador que se puede decir de la antigua Caja de Ahorros es que aún se está a tiempo, si se quiere, para que la situación caótica sea enmendada siempre y cuando no se les encomiende cortar cabezas a quienes, tras el primer tajo, habrían de terminar con la suya bajo el brazo o en el cesto. La piel de Asturias, perro flaco, ya no tiene sitio para una pulga más, y cada día que pasa es un día que pierde, para enderezar los erráticos caminos, el enigmático presidente Javier Fernández.