Tras la divulgación de la investigación sobre un supuesto fraude societario, supuestamente cometido por algunos altos directivos de Cajastur, la prensa de Cantabria publica un demoledor artículo sobre el primer ejecutivo de Liberbank:
CUANDO se produjo la integración de Caja Cantabria, Cajastur (que también aportaba la Caja de Castilla-La Mancha) y Caja Extremadura, se vendió la imagen de Manuel Menéndez como gran gestor, de carácter técnico y alejado de las vinculaciones políticas típicas de las cajas de ahorro. Esto úlrimo se sabía que no era cieno, dada la estrecha relación de Cajastur con los socialistas en el Principado y la militancia de algunos de sus principales gestores. Pero la ejemplaridad del actual presidente de Liberbank también se fue poniendo poco a poco entredicho. El tamaño de Cajastur hizo que fuera dominante en Liberbank, pero sus éxitos no procedían tanto del típico negocio bancario como de sus inversiones industriales, con participaciones en empresas que aportaban grandes dividendos. Luego, la actuación en Caja Cantabria, donde comenzó a tomar acciones que pronto evidenciaron que lo que se hacia era poner en riesgo el liderazgo de la entidad en el mercado cántabro, sorprendió dentro y fuera de la centenaria institución de ahorro cántabra. Después, se aseguró que Liberbank no necesitaria apoyo a través de ayudas directas y, aunque no fue de los peores bancos en calificación, se le tuvieron que aportar 120 millones de euros. Todo esto puede asociarse a errores en la gestión y desde ese punto de vista son incluso asumibles, dado que nadie es perfecto y no es tarea sencilla dirigir un banco, aunque algunos avisaron de los errores que se estaban cometiendo. al menos en Cantabria, que además supusieron un problema para la economía de esta comunidad, acostumbrada a contar con Caja Cantabria como una herramienta importante. Pero después han salido a la luz asuntos que no pueden achacarse a errores; sino que tienen otros calificativos.
Está en los juzgados el asunto de pagos a través de Bancantabria a sociedades de personas vinculadas con la política. Ahora, se destapa que Manuel Menéndez, cuando presidía Cajastur, hizo una operación claramente negativa para los intereses de su entidad para beneficiar a un grupo empresarial asturiano, que estaba al borde de la quiebra. Se le investiga ahora por ello, para ver si se trata de un fraude de más de 47 millones de euros. La justicia dirá si la forma de proceder en los casos reseñados constituye delito, pero en cualquier caso son prácticas que impiden que alguien sea calificado como buen gestor y menos como gestor ético.
La última operación desvelada de compra de terrenos en los que no se podía construir, hace ver que Menéndez tuvo una actuación igual a la de aquellos a los que se acusa de provocar un problema en las cajas.
Un mal ejemplo.